Nacido en el seno de una familia humilde (su padre era
campesino y su madre peluquera) en 1951 se trasladó con su familia a La
Habana, donde empezaría a tocar el piano. En 1963 compuso sus primeras
canciones, y cuatro años más tarde participó en el programa televisivo
“Música y Estrellas”. Debutó como intérprete en el Museo de Bellas Artes
y en 1975, cuando llevaba ocho años como profesional y había compuesto
cientos de canciones, grabó su primer disco en solitario. Además de
desplegar su amplia actividad musical, trabajó la televisión cubana y
con el grupo de experimentación sonora del ICAIC (Instituto Cubano de
las Artes y de la Industria Cinematográfica). A lo largo de su carrera
colaboró con numerosos cantantes y músicos latinoamericanos y españoles
en discos y giras.
En su constante intento de renovarse experimentó
con el jazz y sus raíces en las viejas baladas de la música negra, al
igual que con el son de la cultura musical cubana. Más tarde, Rodríguez
volvería a apostar por la fórmula del cantautor típico, acompañándose
tan sólo de su peculiar voz y de su guitarra. Como ejemplos de sus
diversos giros se cuentan los trabajos Te doy una canción (1975),
Al final de este viaje (1978), Tríptico (1984), uno de
sus más reconocidos discos, el recopilatorio Clásicos cubanos
1975-1984 (1991) y Cita con ángeles (2003).
Surgida a finales de los años sesenta e
inspirada por la revolución castrista, la influencia de la Nueva Troba
cubana y de Silvio Rodríguez como su máximo exponente sobre toda una
generación ha sido reconocida en todo el mundo, incluso por quienes no
están de acuerdo con sus ideas políticas. Fiel a los principios de la
revolución cubana, el cantante ha mostrado siempre su adhesión
incondicional a Fidel Castro, reclamando el levantamiento del bloqueo
estadounidense a su país y la devolución de la base naval de Guantánamo.
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